Invierno en Guayaquil

I

El sol cae
Se ensaña con su plebe
Una venganza ancestral
Alimenta su ira

El río
Compasivo
Cual Cristo
Da su cuerpo por los pecadores
Su alma escala los vientos
Hacia el cielo…
Río amante
Río virtuoso
Versado en las más piadosas artes

De pronto
La épica tiene desenlace
El astro extranjero
Envidioso
No quiere ver gozo en los mortales
La batalla resuena en las alturas
Estruendos de tierras ajenas
Querellas que nunca tendrán fin

Nos bañan las lágrimas del supremo
Sensible espectador de la telenovela
Y son testigos los hombres
Aún cuando no perciben lo que pasa
Culpan a magias oscuras
Por el drama divino
Ironía

II


Días que pasa como años
Risas que pasan por llanto
Incestos climáticos
Entre la ría y sus vástagos
Misión caritativa
Que termina siempre en tragedia

El agua impía
Hija pródiga de la desventura
Aliada de fuerzas malvadas
Se lleva todo
Casas que resisten hercúleas
Sueños de días mejores

Ya solo queda la nostalgia
Y los húmedos recuerdos de la desgracia

III

Liquido que permea las esperanzas
De la gente impotente
Estupefacta
Sombras que engullen
Los últimos rastros de luz
Tierra de extremos…
De fuego y hielo

Comunes que pagan tributo
A las deidades
Les dan su esfuerzo
Su júbilo
Hasta que ya no hay nada para dar

¡Ciudadanos!
He aquí
El macabros regalo de los cielos
Recompensa por los servicios prestados
Una broma de mal gusto
Pero
¿A quien pueden reclamar?

Ríos que llegaron al orgasmo
Niños que dejaron
Su infancia botada en los charcos
Políticos adeptos
A las más bajas verborreas
Retoños de la ingratitud
¿A quién podemos reclamar?

Plegaria
A la diosa
Al espíritu beligerante de los cerros
Den consuelo a las masas
Que quedaron dolidas
Manden sus muy sabias bendiciones del paraíso
Concedan paz a nuestras almas
No envíen ni lluvia ni granizo

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